Las cremas y los tratamientos locales para el eczema

Las cremas y los tratamientos locales para el eczema

Las cremas y los tratamientos locales para el eczema

¡Los brotes de eczema y el picor pueden reducirse! Aunque el eczema atópico no tenga cura (es imposible evitar que vuelvan los brotes), sí que se pueden aliviar sus síntomas e incluso espaciar las crisis con un tratamiento adaptado: una crema con cortisona + un emoliente.

La aplicación de un tratamiento local es esencial y da muy buenos resultados, siempre que se haga bien.

Esta página está dedicada a los tratamientos para el eczema atópico. El eczema alérgico de contacto debe tratarse de manera diferente.

Las bases del tratamiento para el eczema atópico

Para reducir la frecuencia y la intensidad de las crisis cuando se sufre de dermatitis atópica, hay que combinar dos tratamientos.

  1. Para combatir la inflamación propiamente dicha se utiliza una crema a base de cortisona (que actúa como un extintor de incendios).
  2. Para luchar contra la sequedad cutánea y evitar que promueva la inflamación, hay que usar un cuidado hidratante: el emoliente.

Ambos forman un poderoso equipo capaz de aliviar en gran medida el picor y retrasar la próxima crisis.

illustration pompier/maçon

Calmar el brote: el extintor

Crema con cortisona

La crema con cortisona: “el extintor”

Cuidado emoliente

La crema con cortisona: “el extintor”

Nuestra mejor aliada

Es esencial para calmar la inflamación. Por eso, hay que aplicarla una vez al día durante las crisis, en las rojeces, para ayudar a la piel a recuperar la calma.

La crema a base de cortisona ayuda a eliminar las placas rojas y supurantes, las placas rojas e hinchadas y las placas gruesas. También calma el picor que causan estas placas: es la forma más segura y rápida de detener el ciclo infernal: enrojecimiento - rascado - rascado - enrojecimiento.

“Corre a por tu tubo en cuanto aparezcan las rojeces, sientas picor o notes que la piel está en relieve en la placa de eczema: no hay que esperar a que la crisis alcance su punto más álgido”.

Todo el mundo puede usarla

La cortisona es un antiinflamatorio. Nuestro cuerpo la produce naturalmente bajo el nombre de cortisol. Su aplicación no conlleva ningún riesgo si se siguen las instrucciones de uso. Se puede utilizar en cualquier parte del cuerpo, cara y cuero cabelludo incluidos, tanto en adultos, incluyendo las mujeres embarazadas o en período de lactancia, como en niños, e incluso bebés, deportistas...

Si no le gusta la crema que le ha indicado su médico, es importante comentárselo para que pueda proponerle un formato distinto: gel, emulsión, loción, pomada... ¡El tratamiento solo funcionará si le convence!

El miedo a que se produzca una tolerancia

Cuando se utiliza correctamente siguiendo la prescripción del médico, no hay que temer que se produzca una dependencia ni una disminución de la eficacia de la crema con cortisona con el tiempo. La cortisona en crema genera miedo porque sus efectos secundarios siguen confundiéndose bastante a menudo con los de la cortisona administrada por vía oral. 

En el caso del eczema, no hay razón para preocuparse por la cortisona siempre y cuando se utilice como es debido.

 

 

 

El emoliente: “el albañil”

El emoliente lucha contra la sequedad de la piel. En consecuencia, permite:

  • reconstruir la barrera cutánea
  • evitar que los irritantes o alérgenos penetren en el organismo
  • limitar el riesgo de superinfección.

Una o dos veces al día, hay que dedicar un poco de tiempo a aplicar bien su emoliente para obtener el máximo de efectos positivos.

Los emolientes están disponibles en distintas formas (bálsamo, leche, crema...): cada cual debe encontrar la que más le convenga con la ayuda de su médico.

 

“En los niños de padres atópicos, la aplicación temprana del emoliente podría incluso reducir el riesgo de desarrollar un eczema atópico”

“No hay que aplicar el emoliente sobre las rojeces, solo en la piel seca”

Si uno no es constante, no puede esperar obtener resultados

El eczema tiene mala fama, pues se dice que es complicado de tratar, que es un calvario sin fin, que los tratamientos resultan ineficaces porque las placas siguen apareciendo continuamente...
Es cierto que su tratamiento es vinculante. Resultaría más fácil tomarse una pastilla en vez de tener que aplicarse un emoliente y una crema con cortisona todos los días.
La falta de eficacia suele deberse a los genes y a los temores sobre el tratamiento, que hacen que acabe no utilizándose correctamente. Pasamos un largo período sin aplicar la crema, ponemos muy poca cantidad, nos saltamos algunos días, tardamos demasiado tiempo en aplicar el tratamiento local o lo interrumpimos antes de que pase el brote...

“Es fácil perder todo el confort que un buen tratamiento del eczema puede proporcionar. Tómese su tiempo para adquirir buenos hábitos desde el principio, ¡notará la diferencia!”.

El wet-wrapping

Las cremas con cortisona a veces se aplican “en forma de vendaje” bajo una tela húmeda, dejándolas actuar durante varias horas. Se pueden usar solas o mezcladas con un emoliente, bajo una venda o una prenda de ropa. Implantada en el ámbito hospitalario, esta técnica aumenta los efectos del dermocorticoide de forma exponencial y resulta muy eficaz a la hora de aliviar el eczema.

Otros tratamientos locales

El tacrolimus

Es un antiinflamatorio de la familia de los inhibidores de la calcineurina: constituye una posible alternativa a los dermocorticoides. La única diferencia con los dermocorticoides (cremas a base de cortisona) es que debe aplicarse dos veces al día.

¿Cuándo? En caso de eczema recalcitrante en la cara, especialmente en los párpados u otras zonas sensibles de la piel. En ocasiones no se tolera bien durante los brotes: hay que insistir, ya que al cabo de unos días la intolerancia (el hormigueo, por ejemplo) desaparece. Se puede recomendar iniciar la terapia con una crema a base cortisona antes de introducir las cremas de tacrolimus.